AVENTURA EN LA COSTA ATLÁNTICA
Era un
día de esos muy soleados en la ciudad de Pereira. Casi parecía que hubiéramos
estado a cuarenta y cinco grados, un calor impresionante. Era un día muy
esperado por mis compañeros de la universidad y yo. Debíamos ir bien equipados, un maletín de camping,
botas especiales para montaña, pantalón camuflado y otros elementos como una
linterna frontal, lupa, navaja, libreta para apuntes, botiquín de primeros
auxilios, repelente, ‘mecato’’ y mucho bloqueador solar porque el calor que nos
esperaba era alucinante, el motivo era
muy interesante y emocionante ya que conocería otras ciudades de mi país. En
este día estaba programada una salida de campo dirigida hacia Medellín, Coveñas,
y Sincelejo. La hora de encuentro fue a las ocho de la noche pero algunas personas
estuvieron mucho más temprano para encontrar cupos, al caer la tarde el sol
desapareció y comenzó una tormenta eléctrica que retrasó la llegada de
muchísima gente, afortunadamente mi compañera inseparable y yo fuimos las
primeras en llegar, así no tuvimos que ir en el microbús que era más pequeño e incómodo que el ‘bus de
lujo’. Llego la hora de partir y muchas madres fueron a despedir a sus hijos,
lastimosamente la mía no estuvo presente porque reside en el exterior. A la
hora de subirnos en el bus los profesores nos revisaron el equipaje y procedimos
a meterlo en la bodega de éste; yo me imaginé que sería un bus con todas las
comodidades que nos habían descrito: un buen baño, buenos asientos reclinables,
buen sistema de aire acondicionado y un buen servicio, pero todo esto solo fue
una simple ilusión porque nada de lo dicho fue cierto.
A las ocho y media partimos de Pereira, todos estábamos entusiasmados y muy contentos unos iban riendo y hablando, otros mientras tanto dormían y otros escuchaban música, después de un rato del recorrido paramos en una estación de servicio a tomar algo e ir al baño, pero algo inesperado pasó, tras llevar varias horas de viaje el bus se varó en medio de la nada, y mucha gente confundida se preguntaba donde estábamos otros se bajaban del bus y otros sin mostrar preocupación dormían, los conductores lograron reparar el daño y así pudimos continuar con el viaje.
A las ocho y media partimos de Pereira, todos estábamos entusiasmados y muy contentos unos iban riendo y hablando, otros mientras tanto dormían y otros escuchaban música, después de un rato del recorrido paramos en una estación de servicio a tomar algo e ir al baño, pero algo inesperado pasó, tras llevar varias horas de viaje el bus se varó en medio de la nada, y mucha gente confundida se preguntaba donde estábamos otros se bajaban del bus y otros sin mostrar preocupación dormían, los conductores lograron reparar el daño y así pudimos continuar con el viaje.
A
las seis de la mañana otra vez se repitió el suceso, nos varamos nuevamente en
la entrada de un peaje llegando a la ciudad de Medellín. Algunos molestos,
otros haciendo comentarios sobre la situación, en fin todos estábamos confusos,
al parecer esta vez sí era grave el daño, empezamos a bajarnos. Hacía un poco
de frío, muchos tenían hambre y sueño, así que nos pusimos a hablar con
profesores con la esperanza de que el daño iba a ser reparado lo más pronto
posible, después de un buen rato nos dieron
desayuno. Para muchos este fue como caído del cielo, muchas de las personas
pertenecían al grupo uno y se dispersaban para no tener contacto con nosotros,
tras varias horas de espera por fin pudimos arrancar de nuevo con el viaje. Ya
estábamos desesperados y muy cansados, sin podernos bañar, sin comer bien y ya
empezaba a notarse el calor y mientras tanto los compañeros que iban en el otro
transporte ya estaban próximos al lugar de llegada, muchos de los profesores ya
estaban empezando a desesperarse debido a las situaciones que se presentaban, nos esperaban muchas horas para
poder llegar al destino deseado y para poder estirar las piernas parábamos
constantemente.
Fue
una noche y un día interminables de viaje pudimos al fin llegar a Coveñas a las
doce de la noche aproximadamente. Los otros compañeros ya habían podido
disfrutar de las instalaciones mientras nosotros llegábamos exhaustos,
acalorados y sudando de una manera exagerada a instalarnos. Luego de escuchar
las indicaciones de un ayudante en el lugar donde nos íbamos a hospedar,
procedimos a un deseado baño, nos pudimos refrescar, por así decirlo, pudimos
cenar una buena lasaña y fuera del hospedaje
nos esperaba una parranda vallenata con
una fogata, pero mucha gente estaba cansada y no tenían ganas de empezar la
diversión; nosotros si quisimos y con toda la energía posible. Fue un rato muy
agradable en la playa, con los compañeros de clase; más tarde, ya con las
energías agotadas nos fuimos a dormir porque al amanecer nos esperaba un día
lleno de aventura y diversión.
Nos
levantamos a las seis de la mañana empezamos a ducharnos luego fuimos a la mesa
para un típico desayuno de la zona, nos entregaron los chalecos y después de
reposar el desayuno fuimos a realizar la primera actividad del día kayak, donde
fuimos instruidos por Andrés, el administrador del parque Roca Madre, que nos
explicó cómo utilizar los remos y cómo manejarnos con el kayak.
Y empezó la travesía por la ciénaga de la
caimanera hacia los manglares, algo espectacular donde se podía apreciar la
playa y el mar. Primero un grupo de personas fue en kayak y nosotros en una
canoa, me acuerdo que pude ver cangrejos de diferentes tamaños y colores, vi
ostras y los manglares, un paisaje que nunca había visto. Me pareció muy
hermoso y natural, sin ninguna alteración, donde se respiraba una inmensa
tranquilidad. Más adelante nos esperaba la casa flotante donde pude comer
ostras que, por cierto, me parecieron deliciosas. No tuve el placer de comer
ceviche de camarones porque estos me producen una alergia, pero aun así pude refrescarme
en el agua de la playa. Regresamos de nuevo al hospedaje donde podríamos
disfrutar de un rato de sol y playa, sin duda fue un sábado muy divertido donde
experimente el conocer este sitio.
Mis
amigas y yo no aguantamos las ganas y
decidimos subirnos al gusano que consistía en llevarnos en un recorrido por
toda la costa para observar el cambio de color de la playa al mar muchas de
nosotras no conocíamos la divertida experiencia; el dueño de la actividad un
señor de apariencia muy humilde aceleró su canoa con nosotras detrás de él en
el gusano dio un giro y todas caímos desprevenidas al agua, salimos a flote con
una gran sonrisa y queríamos más; muy alejadas de la playa volvimos a subirnos
para repetir esta divertida actividad, llegamos a la orilla de la playa muy
sonrientes con ganas de mas, puesto que esta no era la única actividad que se
podía realizar. Entonces tres de nosotras hicimos otra actividad, en un
inflable que tenía tres sillas, sin duda alguna esta fue la mejor de todas. El
señor nos daba vueltas con su canoa y nosotras atrás sentadas en las sillas
gritábamos, reíamos, porque esta rebotaba con el agua y salimos volando y pude
sentir una adrenalina espectacular, pero como todo lo bueno se acabó. Más tarde
después de haber disfrutado al máximo el clima se puso nuboso y se puso a
llover, sin duda una pequeña tormenta tropical. Salimos de la playa fuimos a
comer y a prepararnos para partir hacia el parque Roca Madre.
Llegamos
allí y escuchamos indicaciones y la presentación de los guías que nos iban a acompañar
por todo el recorrido de llegada hacia este parque, lo peor de todo fue que nos
tocó caminar muchísimo para llegar a dicho lugar, recuerdo que con mi maleta a
espaldas subía y subía ya me encontraba muy cansada creía que nunca iba a
llegar sentía mi cuerpo desalentado ya sin fuerzas sudaba muchísimo y casi me
desmayo, menos mal llevaba conmigo una botella de gatorade que me dio la
suficiente fuente de hidratación para continuar con este recorrido tan pesado,
al fin pude llegar al alojamiento. Fui de las últimas y me esperaba una
refrescante bebida de sirope. Me imagine
que dicha bebida era típica de la zona, mis compañeras y yo fuimos a las carpas
donde íbamos a dormir esos tres días que íbamos a quedarnos, anocheció muy
rápido y como en casi todo el viaje estaba agotada entonces fui al baño para
darme una buena ducha. Allí me encontré con una salamandra enorme y muy bonita
también pude ver sapos, una serpiente y una liebre, y me dije a mi misma ¿qué
más me encontrare por este pequeño recorrido de vuelta al campamento?
Llegué a la tienda de camping, y entre risas y
cuentos, mis compañeras y yo nos quedamos dormidas, al otro día nos levantamos
a las cinco de la mañana para ir a observar aves y otros animales típicos de la
zona, en el grupo que me encontraba pudimos observar un ave trepadora que todos
pudimos ver con facilidad, también vimos gusanos, chicharras, bichos raros, y
mucha vegetación que nos acompañó por todo el recorrido. Lo mejor de todo esto
fue al observar un tití Cariblanco: era tan pequeñito e indefenso que no me
aguante y empecé a fotografiarlo y al llegar de nuevo al alojamiento nos
encontramos con unos loros y unas tortugas muy grandes.
Desayunamos
y nos dirigimos a la salida del alojamiento para ponernos el equipo adecuado
para la actividad los arneses y los
cascos y empezamos a caminar hasta llegar al lugar donde estaban las paredes
para realizar la escalada en roca y el rappel. Esto parecía muy fácil a simple
vista pero llegó el momento y mi turno de escalar no tenía idea y cuando estaba
en frente de esta roca me dije bueno sea como sea tengo que subir porque a eso
vine, a conocer nuevas experiencias y a disfrutar. Pensé que no podía subir por
que sentía una fuerza que me halaba hacia abajo y hubo un momento en que dije
no puedo subir pero mire hacia abajo y dije tampoco puedo bajar así que respire
y saqué fuerzas y empecé a buscar de donde sostenerme y así logré llegar
arriba. Me esperaba la bajada y dije: esto es más fácil, pero me equivoque era
más complicada me demore mucho en lograr bajar y al fin llegué abajo. Todos
aplaudían y yo me reía. Ya todos con la actividad realizada fuimos a almorzar y
a descansar un poco.
Más
tarde nos esperaba el cañoning. Una aventura que consistía en escalar rocas
mojadas donde caía una pequeña cascada. No parábamos de sudar y de beber agua
porque era indispensable. Fui la segunda en subirla y me encantó. Hubo un
momento en que la fuerza me jugó una mala pasada, porque pensé que no lograría subirla,
pero logré hacerlo y después de un gran esfuerzo, un refrescante sirope. Este fue sin duda un
día muy pesado porque después de hacer esta actividad nos esperaba el canopy y
el puente tibetano. Tenía mucha impresión de hacer esta actividad y de nuevo fui una de
las primeras en realizarla. Me pareció espectacular. Al principio sentí que
caía a un vacío y la adrenalina fue lo mejor de todo. Llegué al otro lado para
hacer el puente tibetano. No me dio tanto miedo y también me pareció muy interesante,
lo que no sabía era que al llegar de hacer esta actividad, otra vez a hacer
canopy pero esta vez más largo y con mas adrenalina. Me divertí mucho haciendo
esto, me dio mucha hambre y afortunadamente nos dirigimos a comer. En este
momento de la noche me encontraba sentada con unas de mis amigas y en toda la
cena no paramos de contar chistes y de reír locamente.
Estaba
muy entusiasmada llegaba lo mejor de la noche: la espeleología. Esperé con ansias toda la tarde para hacer esta
actividad, me alisté y rumbo a las cuevas, al llegar allí nos encontramos con
murciélagos y unas cucarachas enormes y por si fuera poco, asquerosas; nunca
había visto una igual pero son cosas nuevas que se apuntan en el libro del
conocimiento. Nos explicaron la formación de las rocas y lo mejor, empezamos a
meternos cada vez más, en cuevas más pequeñas. Mucha gente se retiró porque
pensaron que no serían capaces, pero a mí me gusta el riesgo y los retos. Mis
compañeras pensaron lo mismo y llegamos al nivel cuatro de espeleología y entre
golpes, arañazos y moretones lo logramos.
Llegamos
al campamento. Nos dimos un baño y nos
acostamos a descansar, esa madrugada el clima estaba revuelto con truenos y
mucho aire, se veía venir una tempestad y así fue.
En
la mañana del lunes nos habíamos preparado para irnos ya del alojamiento para
continuar con nuestro recorrido hacia unas localidades Morroa donde comeríamos
y conoceríamos la fabricación de las hamacas y Sanpues donde compraríamos
artesanías. Fue un viaje un tanto difícil por las condiciones climáticas. El
calor era insoportable, la sed era insaciable y las ganas de llegar a Pereira y
descansar eran incontrolables. En Morroa la comida fue muy pesada: sopa de
queso y suero costeño. Nunca me imagine comer algo así, pero me pareció
delicioso. Ya en la noche nos dirigíamos hacia Montería para ver el Rio Sinú,
pero que lástima que no lo pudimos conocer debido a una falla eléctrica por
toda la costa. Entonces durante unos minutos disfrutamos de una pequeña parranda
vallenata y al terminar ésta partimos hacia la ciudad de Medellín. Un largo
viaje acompañado de sofoco y cansancio, llegamos a las siete de la mañana, a
ducharnos en los baños públicos que por cierto me parecieron muy limpios y muy
bonitos algo muy bueno que destaca a Medellín. La buena organización de
diferentes servicios que hacen de esta ciudad un sitio muy importante y
acogedor. El desayuno fue delicioso y así empezó el día en ‘’la ciudad de la
eterna primavera’’. Nos llevaron al metro cable, al metro, en un hermoso
recorrido pudimos observar en gran parte
de la ciudad, fue espectacular.
Llegamos
al Parque Explora. Ya cada quien decidiría porque sitio del Parque iría para así
disfrutar de las actividades en el mismo. Las compañeras y yo decidimos ir a
almorzar. Yo pedí lasaña mixta acompañada de una tarde muy lluviosa pero fue un
plato delicioso que disfrute muchísimo, la pasamos toda la tarde viendo los
juegos que habían allá comí de todo muchos dulces que al final del día me indigestaron
un poco y por fin llegó la hora de salir hacia Pereira. Todos ya deseando el
momento de poder llegar, pero como siempre lo bueno no dura y la diversión
acabo cuando nos enteramos de que el conductor no respondía a las llamadas de los profesores y nos
empezamos a alterar un poco y esperamos un buen rato hasta que por fin llegó y así
logramos iniciar viaje hacia Pereira paramos pocas veces en carretera, ya
íbamos todos cansados sin ganas de nada y llegamos a las tres y media de la
mañana en medio de una lluvia. Sinceramente
me sentí muy confundida porque en este viaje hubo algunos deslices por parte
del transporte y algunas cosas de los alojamientos, pero aún así la experiencia
vivida y el conocimiento son únicos y de todas maneras la pase genial y ni
siquiera me preocupe por dichos sucesos. Sólo me dedique a disfrutar, conocer y
vivir al máximo esta salida de campo que me enseñó muchas cosas de las cuales
aprendí y tome conciencia de lo que será mi futuro. Con base en lo visto, lo
conocido y lo aprendido, doy mis agradecimientos a las personas que hacen
posible hacer cosas tan interesantes porque cada cosa que se hace es una nueva
experiencia.
Sin
duda esta fue una de mis mejores salidas de campo desde que inicie la carrera
se que habrán mejores, pero hasta ahora, esta fue lo máximo por que como
mencione antes, aprendí muchísimo y por si fuera poco mejore la relación entre
mis compañeros de grupo y se mejoró mi perspectiva en cuanto a la carrera de
administrador en procesos del turismo sostenible.
Conocí
lugares espectaculares de la costa Colombiana, me relacioné con la gente de ésta,
pude apreciar su manera de vivir y de salir adelante y que mas que esto para
llevarme una excelente experiencia e impresión.
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