lunes, 16 de julio de 2012

AVENTURA EN LA COSTA ATLÁNTICA


AVENTURA EN LA COSTA ATLÁNTICA 
 
Era un día de esos muy soleados en la ciudad de Pereira. Casi parecía que hubiéramos estado a cuarenta y cinco grados, un calor impresionante. Era un día muy esperado por mis compañeros de la universidad y yo. Debíamos  ir bien equipados, un maletín de camping, botas especiales para montaña, pantalón camuflado y otros elementos como una linterna frontal, lupa, navaja, libreta para apuntes, botiquín de primeros auxilios, repelente, ‘mecato’’ y mucho bloqueador solar porque el calor que nos esperaba era alucinante,  el motivo era muy interesante y emocionante ya que conocería otras ciudades de mi país. En este día estaba programada una salida de campo dirigida hacia Medellín, Coveñas, y Sincelejo. La hora de encuentro fue a las ocho de la noche pero algunas personas estuvieron mucho más temprano para encontrar cupos, al caer la tarde el sol desapareció y comenzó una tormenta eléctrica que retrasó la llegada de muchísima gente, afortunadamente mi compañera inseparable y yo fuimos las primeras en llegar, así no tuvimos que ir en el microbús  que era más pequeño e incómodo que el ‘bus de lujo’. Llego la hora de partir y muchas madres fueron a despedir a sus hijos, lastimosamente la mía no estuvo presente porque reside en el exterior. A la hora de subirnos en el bus los profesores nos revisaron el equipaje y procedimos a meterlo en la bodega de éste; yo me imaginé que sería un bus con todas las comodidades que nos habían descrito: un buen baño, buenos asientos reclinables, buen sistema de aire acondicionado y un buen servicio, pero todo esto solo fue una simple ilusión porque nada de lo dicho fue cierto.


A las ocho y media partimos de Pereira, todos estábamos entusiasmados y muy contentos unos iban riendo y hablando, otros mientras tanto dormían y otros escuchaban música, después de un rato del recorrido paramos en una estación de servicio a tomar algo e ir al baño, pero algo inesperado pasó, tras llevar varias horas de viaje el bus se varó en medio de la nada, y mucha gente confundida se preguntaba donde estábamos otros se bajaban del bus y otros sin mostrar preocupación dormían, los conductores lograron reparar el daño y así pudimos continuar con el viaje.

A las seis de la mañana otra vez se repitió el suceso, nos varamos nuevamente en la entrada de un peaje llegando a la ciudad de Medellín. Algunos molestos, otros haciendo comentarios sobre la situación, en fin todos estábamos confusos, al parecer esta vez sí era grave el daño, empezamos a bajarnos. Hacía un poco de frío, muchos tenían hambre y sueño, así que nos pusimos a hablar con profesores con la esperanza de que el daño iba a ser reparado lo más pronto posible, después de un buen rato nos dieron  desayuno. Para muchos este fue como caído del cielo, muchas de las personas pertenecían al grupo uno y se dispersaban para no tener contacto con nosotros, tras varias horas de espera por fin pudimos arrancar de nuevo con el viaje. Ya estábamos desesperados y muy cansados, sin podernos bañar, sin comer bien y ya empezaba a notarse el calor y mientras tanto los compañeros que iban en el otro transporte ya estaban próximos al lugar de llegada, muchos de los profesores ya estaban empezando a desesperarse debido a las situaciones que se  presentaban, nos esperaban muchas horas para poder llegar al destino deseado y para poder estirar las piernas parábamos constantemente.

Fue una noche y un día interminables de viaje pudimos al fin llegar a Coveñas a las doce de la noche aproximadamente. Los otros compañeros ya habían podido disfrutar de las instalaciones mientras nosotros llegábamos exhaustos, acalorados y sudando de una manera exagerada a instalarnos. Luego de escuchar las indicaciones de un ayudante en el lugar donde nos íbamos a hospedar, procedimos a un deseado baño, nos pudimos refrescar, por así decirlo, pudimos cenar una buena lasaña  y fuera del hospedaje nos esperaba una parranda vallenata  con una fogata, pero mucha gente estaba cansada y no tenían ganas de empezar la diversión; nosotros si quisimos y con toda la energía posible. Fue un rato muy agradable en la playa, con los compañeros de clase; más tarde, ya con las energías agotadas nos fuimos a dormir porque al amanecer nos esperaba un día lleno de aventura y diversión.

Nos levantamos a las seis de la mañana empezamos a ducharnos luego fuimos a la mesa para un típico desayuno de la zona, nos entregaron los chalecos y después de reposar el desayuno fuimos a realizar la primera actividad del día kayak, donde fuimos instruidos por Andrés, el administrador del parque Roca Madre, que nos explicó cómo utilizar los remos y cómo manejarnos con el kayak.

 Y empezó la travesía por la ciénaga de la caimanera hacia los manglares, algo espectacular donde se podía apreciar la playa y el mar. Primero un grupo de personas fue en kayak y nosotros en una canoa, me acuerdo que pude ver cangrejos de diferentes tamaños y colores, vi ostras y los manglares, un paisaje que nunca había visto. Me pareció muy hermoso y natural, sin ninguna alteración, donde se respiraba una inmensa tranquilidad. Más adelante nos esperaba la casa flotante donde pude comer ostras que, por cierto, me parecieron deliciosas. No tuve el placer de comer ceviche de camarones porque estos me producen una alergia, pero aun así pude refrescarme en el agua de la playa. Regresamos de nuevo al hospedaje donde podríamos disfrutar de un rato de sol y playa, sin duda fue un sábado muy divertido donde experimente el conocer este sitio.

Mis amigas y yo no aguantamos las ganas  y decidimos subirnos al gusano que consistía en llevarnos en un recorrido por toda la costa para observar el cambio de color de la playa al mar muchas de nosotras no conocíamos la divertida experiencia; el dueño de la actividad un señor de apariencia muy humilde aceleró su canoa con nosotras detrás de él en el gusano dio un giro y todas caímos desprevenidas al agua, salimos a flote con una gran sonrisa y queríamos más; muy alejadas de la playa volvimos a subirnos para repetir esta divertida actividad, llegamos a la orilla de la playa muy sonrientes con ganas de mas, puesto que esta no era la única actividad que se podía realizar. Entonces tres de nosotras hicimos otra actividad, en un inflable que tenía tres sillas, sin duda alguna esta fue la mejor de todas. El señor nos daba vueltas con su canoa y nosotras atrás sentadas en las sillas gritábamos, reíamos, porque esta rebotaba con el agua y salimos volando y pude sentir una adrenalina espectacular, pero como todo lo bueno se acabó. Más tarde después de haber disfrutado al máximo el clima se puso nuboso y se puso a llover, sin duda una pequeña tormenta tropical. Salimos de la playa fuimos a comer y a prepararnos para partir hacia el parque Roca Madre.




Llegamos allí y escuchamos indicaciones y la presentación de los guías que nos iban a acompañar por todo el recorrido de llegada hacia este parque, lo peor de todo fue que nos tocó caminar muchísimo para llegar a dicho lugar, recuerdo que con mi maleta a espaldas subía y subía ya me encontraba muy cansada creía que nunca iba a llegar sentía mi cuerpo desalentado ya sin fuerzas sudaba muchísimo y casi me desmayo, menos mal llevaba conmigo una botella de gatorade que me dio la suficiente fuente de hidratación para continuar con este recorrido tan pesado, al fin pude llegar al alojamiento. Fui de las últimas y me esperaba una refrescante bebida de sirope.  Me imagine que dicha bebida era típica de la zona, mis compañeras y yo fuimos a las carpas donde íbamos a dormir esos tres días que íbamos a quedarnos, anocheció muy rápido y como en casi todo el viaje estaba agotada entonces fui al baño para darme una buena ducha. Allí me encontré con una salamandra enorme y muy bonita también pude ver sapos, una serpiente y una liebre, y me dije a mi misma ¿qué más me encontrare por este pequeño recorrido de vuelta al campamento?

Llegué a la tienda de camping, y entre risas y cuentos, mis compañeras y yo nos quedamos dormidas, al otro día nos levantamos a las cinco de la mañana para ir a observar aves y otros animales típicos de la zona, en el grupo que me encontraba pudimos observar un ave trepadora que todos pudimos ver con facilidad, también vimos gusanos, chicharras, bichos raros, y mucha vegetación que nos acompañó por todo el recorrido. Lo mejor de todo esto fue al observar un tití Cariblanco: era tan pequeñito e indefenso que no me aguante y empecé a fotografiarlo y al llegar de nuevo al alojamiento nos encontramos con unos loros y unas tortugas muy grandes.

Desayunamos y nos dirigimos a la salida del alojamiento para ponernos el equipo adecuado para la actividad  los arneses y los cascos y empezamos a caminar hasta llegar al lugar donde estaban las paredes para realizar la escalada en roca y el rappel. Esto parecía muy fácil a simple vista pero llegó el momento y mi turno de escalar no tenía idea y cuando estaba en frente de esta roca me dije bueno sea como sea tengo que subir porque a eso vine, a conocer nuevas experiencias y a disfrutar. Pensé que no podía subir por que sentía una fuerza que me halaba hacia abajo y hubo un momento en que dije no puedo subir pero mire hacia abajo y dije tampoco puedo bajar así que respire y saqué fuerzas y empecé a buscar de donde sostenerme y así logré llegar arriba. Me esperaba la bajada y dije: esto es más fácil, pero me equivoque era más complicada me demore mucho en lograr bajar y al fin llegué abajo. Todos aplaudían y yo me reía. Ya todos con la actividad realizada fuimos a almorzar y a descansar un poco.

Más tarde nos esperaba el cañoning. Una aventura que consistía en escalar rocas mojadas donde caía una pequeña cascada. No parábamos de sudar y de beber agua porque era indispensable. Fui la segunda en subirla y me encantó. Hubo un momento en que la fuerza me jugó una mala pasada, porque pensé que no lograría subirla, pero logré hacerlo y después de un gran esfuerzo,  un refrescante sirope. Este fue sin duda un día muy pesado porque después de hacer esta actividad nos esperaba el canopy y el puente tibetano. Tenía mucha impresión  de hacer esta actividad y de nuevo fui una de las primeras en realizarla. Me pareció espectacular. Al principio sentí que caía a un vacío y la adrenalina fue lo mejor de todo. Llegué al otro lado para hacer el puente tibetano. No me dio tanto miedo y también me pareció muy interesante, lo que no sabía era que al llegar de hacer esta actividad, otra vez a hacer canopy pero esta vez más largo y con mas adrenalina. Me divertí mucho haciendo esto, me dio mucha hambre y afortunadamente nos dirigimos a comer. En este momento de la noche me encontraba sentada con unas de mis amigas y en toda la cena no paramos de contar chistes y de reír locamente.

Estaba muy entusiasmada llegaba lo mejor de la noche: la espeleología.  Esperé con ansias toda la tarde para hacer esta actividad, me alisté y rumbo a las cuevas, al llegar allí nos encontramos con murciélagos y unas cucarachas enormes y por si fuera poco, asquerosas; nunca había visto una igual pero son cosas nuevas que se apuntan en el libro del conocimiento. Nos explicaron la formación de las rocas y lo mejor, empezamos a meternos cada vez más, en cuevas más pequeñas. Mucha gente se retiró porque pensaron que no serían capaces, pero a mí me gusta el riesgo y los retos. Mis compañeras pensaron lo mismo y llegamos al nivel cuatro de espeleología y entre golpes, arañazos y moretones lo logramos.
Llegamos al  campamento. Nos dimos un baño y nos acostamos a descansar, esa madrugada el clima estaba revuelto con truenos y mucho aire, se veía venir una tempestad y así fue.

En la mañana del lunes nos habíamos preparado para irnos ya del alojamiento para continuar con nuestro recorrido hacia unas localidades Morroa donde comeríamos y conoceríamos la fabricación de las hamacas y Sanpues donde compraríamos artesanías. Fue un viaje un tanto difícil por las condiciones climáticas. El calor era insoportable, la sed era insaciable y las ganas de llegar a Pereira y descansar eran incontrolables. En Morroa la comida fue muy pesada: sopa de queso y suero costeño. Nunca me imagine comer algo así, pero me pareció delicioso. Ya en la noche nos dirigíamos hacia Montería para ver el Rio Sinú, pero que lástima que no lo pudimos conocer debido a una falla eléctrica por toda la costa. Entonces durante unos minutos disfrutamos de una pequeña parranda vallenata y al terminar ésta partimos hacia la ciudad de Medellín. Un largo viaje acompañado de sofoco y cansancio, llegamos a las siete de la mañana, a ducharnos en los baños públicos que por cierto me parecieron muy limpios y muy bonitos algo muy bueno que destaca a Medellín. La buena organización de diferentes servicios que hacen de esta ciudad un sitio muy importante y acogedor. El desayuno fue delicioso y así empezó el día en ‘’la ciudad de la eterna primavera’’. Nos llevaron al metro cable, al metro, en un hermoso recorrido pudimos observar en gran  parte de la ciudad, fue espectacular.

Llegamos al Parque Explora. Ya cada quien decidiría porque sitio del Parque iría para así disfrutar de las actividades en el mismo. Las compañeras y yo decidimos ir a almorzar. Yo pedí lasaña mixta acompañada de una tarde muy lluviosa pero fue un plato delicioso que disfrute muchísimo, la pasamos toda la tarde viendo los juegos que habían allá comí de todo muchos dulces que al final del día me indigestaron un poco y por fin llegó la hora de salir hacia Pereira. Todos ya deseando el momento de poder llegar, pero como siempre lo bueno no dura y la diversión acabo cuando nos enteramos de que el conductor no respondía  a las llamadas de los profesores y nos empezamos a alterar un poco y esperamos un buen rato hasta que por fin llegó y así logramos iniciar viaje hacia Pereira paramos pocas veces en carretera, ya íbamos todos cansados sin ganas de nada y llegamos a las tres y media de la mañana  en medio de una lluvia. Sinceramente me sentí muy confundida porque en este viaje hubo algunos deslices por parte del transporte y algunas cosas de los alojamientos, pero aún así la experiencia vivida y el conocimiento son únicos y de todas maneras la pase genial y ni siquiera me preocupe por dichos sucesos. Sólo me dedique a disfrutar, conocer y vivir al máximo esta salida de campo que me enseñó muchas cosas de las cuales aprendí y tome conciencia de lo que será mi futuro. Con base en lo visto, lo conocido y lo aprendido, doy mis agradecimientos a las personas que hacen posible hacer cosas tan interesantes porque cada cosa que se hace es una nueva experiencia.

Sin duda esta fue una de mis mejores salidas de campo desde que inicie la carrera se que habrán mejores, pero hasta ahora, esta fue lo máximo por que como mencione antes, aprendí muchísimo y por si fuera poco mejore la relación entre mis compañeros de grupo y se mejoró mi perspectiva en cuanto a la carrera de administrador en procesos del turismo sostenible.
Conocí lugares espectaculares de la costa Colombiana, me relacioné con la gente de ésta, pude apreciar su manera de vivir y de salir adelante y que mas que esto para llevarme una excelente experiencia e impresión.







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